Día tras día con el padre Cestac: DICIEMBRE

DICIEMBRE: Nazaret y el Espíritu de Espera

1.  Marchar constantemente bajo la dirección y la unión con nuestra buenísima Madre, es el   Camino que siguió el Niño Jesús en la santa morada de Nazaret.


2.  Dediquémonos en este santo tiempo a entrar en el espíritu de la Santa Infancia. Pidan al Divino Niño su sencillez, su humildad, su inocencia.


3.  Que su pequeña comunidad sea la fiel imagen de la casa de Nazaret por el silencio, la Caridad, el cumplimiento de todos nuestros deberes.


4.  Que su casa de Nazaret sea una casa de oración, de silencio, de trabajo y que las obligaciones se lleven a cabo con gran exactitud.


5.  Permanezcan unidas a esta divina Madre, ruéguenle de hacer reinar la paz en su pequeña casa de Nazaret.


6.  Que su casa sea una verdadera casa de Nazaret donde reinarán el fervor, la fidelidad, la unión de los Corazones y una paz admirable en el cumplimiento del deber.


7.  El día de la Epifanía es el día en que se adora al pequeño Niño Jesús en su humildad, en su pobreza, su filial abandono en tus brazos, oh la mejor de las Madres.

       

8.  ¡Oh!, cómo el Niño Jesús permanecía constantemente unido a su Madre en la casa de Nazaret. Jesús, el modelo que debemos seguir


9.  María quiere que sus Siervas sean sus fieles imitadoras en su vida pobre, humilde y laboriosa de Nazaret.


10.  El día de la Epifanía es el día en que los Magos viniendo a adorar al divino Niño, pusieron en las manos de su Madre los regalos que le habían traído.


11.  Establecer entre las jóvenes y la santísima Virgen, esos vínculos de hijos a madre, cuyo verdadero modelo es el Niño Jesús de Nazaret, en un espíritu de sencillez, de amor y de confianza.


12.  Cuanto más conozcan a esta buena Madre, más sentirán la necesidad de entregarse a Ella en este espíritu de la Santa Infancia que Jesús, su adorable Hijo, pide de nosotros.


13.  La divina Madre ¿no está acaso ahí, para acudir en ayuda de sus siervas? Pero no quiere que elementos extraños se mezclen en el interior de su obra donde quiere reinar como en su pequeña casa de Nazaret.


14.  Cuan bondadoso es Dios con aquellos que, en la simplicidad del corazón y el espíritu de la santa infancia del divino Salvador, se dejan conducir, como Él y en Él, por la que nos ha sido dada como buena y dulce Madre.


15.  Comprométanse con sus hermanas en mantenerse unidas a nuestra buena y amable Madre: ésta será la verdadera casa de Nazaret.


16.  Ustedes saben que una de las virtudes de nuestra pequeña obra es saber esperar y esperar largo tiempo los momentos de Dios.


17.  Permanezcan en este espíritu de calma y de pacífica obediencia; no digan una palabra, no soliciten nada que se aparte de este espíritu de espera de los momentos de Dios.


18.  Hay que esperar. ¿Comprenden bien estas palabras: esperar los momentos de Dios? Estas profundas palabras que quiebran el orgullo, la impaciencia, la prudencia humana, y hace que uno se abandone como un ciego, a la santa y siempre adorable voluntad de Dios.


19.  Meditar estas palabras: esperar los momentos de Dios. Es casi todo el secreto de las obras divinas.


20.  La obra es una obra de paciencia y de espera. Ustedes lo saben bien, ya que han seguido las cosas desde el comienzo y que siempre han comprobado que era necesario esperar los momentos de la voluntad divina.


21.  Cuando había llegado la hora, las gracias eran más abundantes cuanto más larga había sido la espera, pero también más confiada.


22.  Hay que esperar. Hace tiempo que conocen esta frase… Haga de ella una amiga de corazón: la ayudará y le enseñará el secreto de todas las obras de bien.


23.  Sé que en las obras de Dios hay que esperar el momento indicado por la divina Providencia.


24.  ¡Esperar!   Es la gran palabra y el secreto de las obras de Dios; no nos cansemos nunca de esperar sino que nuestra confianza en el buen Salvador y en su divina Madre sea siempre plena, total y sin desconfianza.


25.  ¡Feliz quien sabe esperar! Cuanto más larga es la espera, más abundantes y duraderas son las bendiciones divinas.


26.  Estos son los mayores combates en la obra… pocas, muy pocas almas saben esperar. 


27.  Hay que esperar los momentos de la divina Maestra; llegarán a la hora providencial. Vemos un bien a hacer y ya quisiéramos verlo realizado. En cuanto a las obras de Dios corresponde a Dios utilizarlas según los admirables caminos de su Providencia.


28.  Sentí que no debía emprender nada por mí  mismo sino esperar con confianza el momento en que el Señor quisiera realizarla.


29.  Recuerden nuestra antigua divisa: esperar y esperar mucho tiempo los momentos de Dios.


30.  Oh mi buena y divina Madre, dejé todo entre tus manos y no fui defraudado en mi espera.


31.  Oh mi buena Maestra, yo esperaba siempre tu decisión para manifestar tus designios.