Pero, ¿qué es una persona libre? ¿La libertad viene de dentro o de fuera?
El beato L.E. CESTAC no experimentó los avances tecnológicos de la era moderna en el ámbito de la agricultura. Pero quería que la tierra produjera suficientes alimentos para los numerosos niños y jóvenes que tenía a su cargo, y no se contentó con reproducir las costumbres de los campesinos de su época; se convirtió en agrónomo (véase Schneider Joseph, Bibliographie de M. L'abbé Cestac).
Quería proporcionar a las niñas del campo una educación básica (muchas niñas sólo iban a la escuela uno o dos años...), y desarrolló métodos de aprendizaje que les permitían adquirir esas nociones fundamentales en unos pocos meses (cf. Y. Chiron, Louis-Edouard Cestac: L'apostolat par l’école).
Estos dos ejemplos de la vida del Beato L.E. CESTAC no son exhaustivos: la libertad de innovar en varios ámbitos, a pesar de la oposición y de las duras críticas de las que fue objeto, se convirtió para él en la libertad de amar: fue porque ardía con un fuego interior por Cristo y por la Virgen María que se gastó sin contar el costo para darlos a conocer y amar.
Porque la libertad de una persona (capacidad de pensar y actuar de acuerdo con sus valores, de tomar decisiones, de ejercer su voluntad) viene de dentro. El Beato L.E. CESTAC tenía una brújula interior, su apego a la Virgen María, que le llevó a reunir a su numerosa familia en torno a su Hijo Jesús. Cuando murió, el 27 de marzo de 1868, pudo repetir el poema:
"Terminé mi día
He sembrado el trigo
Y lo coseché.
Y en el pan que hice
Todos mis hijos han tomado la comunión."
(Cf. F. Gabaix-Hialé - F. Marticorena: Un Vicaire descendió en la calle)
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