Es a los pies de Nuestra Señora de Buglose que el Padre Cestac recibe la primera gracia que marcará, para siempre, la vida del Servidor de María. Apresurado por fundar un "Refugio" para las jóvenes arrepentidas huyendo de la prostitución y sin recursos, él le pide a la Virgen 50.000 francos. Se dirige a la Virgen: "Iba a pedirle 50.000 francos me cierra la boca y me hace escuchar esta palabra:
"No me pidas sino mi espíritu."
Entonces él comprende que no es "su" obra lo que emprende, sino que debe ser simplemente su servidor. Poco después, siguió a su firma con tres iniciales "p.S.M.", pobre Servidor de María. De ahora en adelante, toda la vida del Padre Cestac está al servicio de María. Servidor, no tiene ni un proyecto preestablecido, ni un proyecto personal. Sensible a las necesidades de su tiempo, se deja tocar por los más desamparados. El reza, busca discernir el Plan de Dios y se deja guiar por María.
19 julio 2020
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