Día tras día con el padre Cestac: ENERO

ENERO: Abandono y Providencia

1.  Fidelidad y Abandono he aquí nuestra divisa; practíquenla bien y habrán encontrado camino de la paz y de la felicidad.


2.  En cuanto a la confianza en la Divina Providencia, para nosotros, no está de ningún modo separada de la confianza en la Santísima Madre de Dios, ya que es siempre por Ella que esta adorable Providencia ha volcado sus beneficios sobre nosotros.


3.  Cuando de nuestra parte mostremos más abandono y confianza, esta tierna Madre querrá con amor, prodigarnos los más pequeños cuidados.


4.  En cuanto al futuro, abandonémoslo a la Divina Bondad; primeramente, hagamos el bien que esté a nuestro alcance, propongámonos continuar haciendo el bien y recemos.


5.  Simplemente abandónense a la santa y adorable voluntad de Dios. No tengan miedo, permanezcan fieles y al final todo redundará en la Gloria de Dios, en honor de nuestra tan buena Madre y en nuestra propia satisfacción.


6.  Si nos apoyamos en nosotros mismos, en nuestras fuerzas, nuestras estrategias y combinaciones probablemente tendremos motivos para temer; pero no teniendo y no queriendo otro tipo de apoyo que el de la Divina Providencia y los solícitos cuidados de nuestra buena Madre, estamos perfectamente tranquilos.


7.  En la fundación de la obra nunca hemos contado sobre ningún apoyo humano sino sobre la Divina Providencia y los solícitos cuidados de nuestra buena Madre. Esto ha sido, es y espero será siempre, nuestro único apoyo.


8.  Si estuviese más abandonada a la Santísima Virgen, estaría menos agitada. En cuanto al futuro de las Hermanas no tiene por qué preocuparse.


9.  Usted sabe muy bien todo lo que nuestro Divino Maestro tuvo que sufrir. Entonces abandónese a Él y mientras hace lo que depende de usted por lograr el bien, levante los ojos al cielo y espere consuelo sólo de Dios.


10.  Tenga usted consuelos o no los tenga, abandónese al corazón de la divina Madre.


11.  ¡Oh mi buena Madre! ¡Cómo las cosas más insignificantes tienen, bajo tu maternal dirección, un alcance providencial!


12.  Cuenta con la Divina Providencia, funda Nuestra Señora del refugio y que la base de la obra sea la caridad, siempre la caridad.


13.  Elévense hacia el Señor con una tierna y filial confianza, pónganse entre sus manos, abandónense sin reservas a su Divina Providencia.


14.  Sin tener en cuenta el factor dinero, hemos puesto en la mira lo que nos ha parecido ser la santa voluntad de Dios, en cuanto al resto siempre nos hemos confiado en su divina y bondadosa Providencia.


15.  Están entre las manos de la Providencia. Ahí está su tesoro, sui riqueza.


16.  Nos quedan cargas enormes…nos confiamos a la divina y paternal providencia y en la simplicidad de nuestros corazones decimos al Señor “He puesto mi confianza en Ti Señor, y no seré defraudado”.


17.  ¡Oh Madre mía! ¡Qué bueno es abandonarse en tu ternura maternal y apoyarse solo en Ti!


18.  Era tu corazón maternal quien dirigía esa Providencia adorable en sus bondades hacia nosotros.


19.  El pasado, a la penitencia, el presente, a la vigilancia, el porvenir, a la divina Providencia.


20.  Más que nunca confianza en nuestra buena Madre. Ella dispondrá de todo según la santa voluntad de Dios. Abandonémonos cada vez más, a su corazón tan maternal.


21.  ¡Cuántas veces hemos creído haber perdido todo… y sin esperanza! Es en esos momentos tan duros, que hemos tenido que, más que nunca, agradecer y bendecir los cuidados providenciales de nuestra buena Madre y Maestra.


22.  La Santísima Virgen sabrá proveernos de todo, abandónense a sus cuidados maternales sería lamentable que contaran sólo con ustedes mismas. No, no cuenten sino con nuestra Santísima Madre.


23.  Esta cruz sería menos pesada si la salvación de las almas no estuviese en ella comprometida. ¿Qué hacer? La Madre admirable lo sabe; no puedo más que abandonarle todos nuestros intereses.


24.  Según el espíritu de nuestra divina Madre nunca negamos la caridad y para afrontar las necesidades de su numerosa familia, contamos con su corazón Maternal que jamás nos ha abandonado.


25.  El tiempo de la enfermedad es verdaderamente un tiempo de gracia. Se puede admirablemente practicar todo tipo de virtudes y, sobre todo, el total abandono de Dios y a su entera voluntad.


26.  La actitud del abandono que debemos tener, ante los cuidados que nos depara nuestra buena Maestra, no nos impide hacer las observaciones que nos parecen justas y conformes al interés de orden y de todos.


27.  Esta tierna Madre es para nosotros la personificación de la divina Providencia.


28.  Abandonándose sin reservas a todos los sacrificios que la santa y adorable voluntad de Dios podrá exigirles.


29.  Debemos siempre adorar, amar la santísima voluntad de Dios, y sin temor, abandonarnos a los cuidados de nuestra buena y santa Madre.


30.  ¡Qué bueno es no tener otra voluntad que la única voluntad de Dios! Entonces abandonándose completamente a la conducción de nuestra buena y santa Maestra.


31.  No se dejen turbar, conserven la calma, una dulce confianza y un total abandono en nuestro Señor y su Santísima Madre.